A Marcela Ayala (49) la conocían casi todos en Melchor Romero. No sólo porque trabajaba en el conmutador del hospital Alejandro Korn, sino porque también atendía un kiosco muy cerca. Entre toda la gente que la tenía de vista o, se trataba con ella, habrían estado los delincuentes que ayer a la mañana se metieron a robar en su casa y que la mataron de un tiro en el pecho. La presunción oficial es que, al verse reconocidos, decidieron no correr el riesgo de que la víctima pudiera delatarlos.
El caso generó una espontánea reacción de los vecinos, que salieron a la calle a reclamar seguridad. Anoche, durante la protesta, se vivían escenas de profunda tensión y nerviosismo.
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