Sin tener el respaldo de la victoria que buscó y mereció, el diagnóstico sobre el rendimiento de Gimnasia brota nítido: Despacito va creciendo.

Luciendo ya aclimatado a la particular temperatura del mundo tripero, Gorosito declama la seguridad y el optimismo que lo abrigan cuando levanta la voz para prometer que “iremos a ganar a la cancha de Boca”. Más allá de que algunos puedan tomar esas palabras como una promesa más, si su Lobo hubiera sido un desastre probablemente no lo hubiese declarado ante tantos micrófonos.

En la misma tarde donde se quedó con las ganas de abrochar la tercera victoria consecutiva, Pipo percibió que su bajada de línea empezó a notarse de un modo más evidente.

Gimnasia, que lleva cuatro fechas sin perder, ya tiene una identidad incipiente que contempla la ilusión de terminar el almanaque dibujando una sonrisa.

EMPEZARON SIENDO LOS VILLANOS...

Maximiliano Coronel, el que se quedó con el puesto de Germán Guiffrey en una discutida decisión tomada por el DT, se mandó una macana de novela por no animarse a despejar de zurda una pelota llovida, habitual para cualquier zaguero del planeta fútbol. El grueso error terminó con Gimnasia sacando del medio.

Lógicamente, el murmullo popular escondió reproches duros y un pase de factura tácito al entrenador.

El impacto feo golpeó duro y había más. Cuando Coronel ya se había redimido, el Pulga tomó la decisión de ejecutar el penal, aun con Lucas Licht en cancha y jugando en gran nivel. En ese momento nadie evaluó que podía pasar lo que terminó ocurriendo. Le erró al arco. Automáticamente, brotó el interrogante en tono de queja: ¿Por qué no lo pateó el especialista en la materia?

La dinámica de un partido por demás atractivo permitió que el mismo protagonista indemnizara a los hinchas con un remate fortísimo y muy bien dirigido que convirtió al local en gran candidato a ganar. El Pulga cambió fastidio por desahogo y parecía que la película iba a terminar con fiesta en las tribunas.

No fue así. Gimnasia estuvo lejos de la perfección y Milton Giménez, el más valioso del campo, ratificó, con otra excelente definición, tener sólidos argumentos como para ser pretendido por un equipo más poderoso.

A pesar de no haber ganado, los triperos se llevan a la semana previa al examen con Boca algunas certezas positivas.

CON UN NUEVE CUMPLIDOR, SERÁ UN LOBO QUE ENTUSIASME MÁS

Rodrigo Holgado sigue en deuda. Un poco más movedizo y participativo, igual no alcanza para estacionarse en el nivel mínimo de aceptación. La creencia es que juega porque están lesionados Nicolás Contín y Alexis Domínguez. Tiene que mejorar de un modo contundente. Un equipo carente de un nueve peligroso limita sus ambiciones de forma cruel.

Gimnasia está mejor. ¿Cuánto? Eso lo estipula cada lector.