Argentina debió esperar 28 años, que incluyeron varias finales perdidas, para volver a gritar campeón, pero valió la pena, porque este volver a vivir se produjo en circunstancias propias de un sueño: contra Brasil, en el mismísimo estadio Maracaná de Río de Janeiro, con un puñado de hinchas como testigos directos y todo un país festejando a la distancia lo que también resultó el título por el que tanto luchó Lionel Messi.
Ángel Di María, otro sufrido integrante de una camada de grandes figuras que pasaron por la Selección nacional sin poder levantar un trofeo, fue en definitiva el encargado de sellar el 1-0 que significó la Copa América, nada menos, cuando se jugaba el minuto 21 del primer tiempo y nuestra Selección nacional jugaba de igual a igual contra un rival que llegó como favorito, básicamente por lo mostrado en la instancia clasificatoria.
El nuevo campeón de América planteó con inteligencia el partido, y tras sacar ventaja, como lo había conseguido en las presentaciones anteriores, pudo controlar la situación a lo largo de la primera etapa. Cuando en el segundo tiempo reaccionó Brasil, el equipo albiceleste dio muestras de carácter para aguantar a pie firme, y aunque la victoria es cierto que corrió peligro, también pudo haber aumentado la diferencia con un par de réplicas con olor a gol.
Lionel Scaloni sorprendió al dar a conocer la formación, porque lo hizo confirmando una serie de modificaciones que estuvo más allá de lo sospechado. Con las presencias de Cristian Romero como primer marcador central y Di María en ataque como lo más destacado de un conjunto desarrollado sin un jugador de corte en la franja central, porque Leandro Paredes recuperó el puesto desplazando a un Guido Rodríguez, en teoría más capacitado para la recuperación. Plantear un juego de ida y vuelta, golpe por golpe, pareció ser la idea del entrenador del seleccionado albiceleste que además cambió a los dos marcadores de punta: Gonzalo Montiel por Nahuel Molina, por derecha, y Marcos Acuña en lugar de Nicolás Tagliafico, por izquierda.
Pero cuando la pelota se puso en movimiento, la posibilidad de un partido de arco a arco quedó postergada, pues el respeto determinó que el control de la pelota fuera prioridad, aunque sin la dinámica suficiente como para elaborar jugadas profundas. Argentina prestó especial atención en evitar que Neymar se moviera con libertad, y para conseguirlo quienes se encargaron de su marcación escalonada hicieron lo posible para que el estratega de Brasil recibiera la pelota de espalda al arco de Emiliano Martínez. Lógico que para armar jugadas, el punto de partida fue Messi, con Ángel Di María como variante por derecha. Pero al margen de una tarjeta amarilla a Fred, por una fuerte entrada contra Montiel, nada importante sucedió en el tramo inicial.
A los 19 minutos, cuando el local controlaba la pelota, hubo un ataque que no pasó a mayores, aunque fue una llamada de atención para la defensa de nuestra Selección, que respondió a los 21 minutos con un pase largo de Rodrigo De Paul para la corrida de Di María, quien le ganó la espalda a Renan Lodi y definió por sobre el cuerpo de Ederson, el arquero que así quedó a mitad de camino. Argentina pasó a ganar 1-0, lo que se necesitaba para darle paso al partido que se esperaba en la previa entre los mejores exponentes del certamen.
Le costó entrar en acción a Neymar, quien anduvo mucho por el piso, y recién tras un par de remates largos, de Di María el primero y de Messi el segundo, un pelotazo largo del arquero dejó al capitán del elenco conducido por Tite en posición favorable, siendo derribado por Paredes en la puerta del área, con amonestación para el volante que de esta forma quedó condicionado en un encuentro que no terminó de levantar vuelo, en especial por los cuidados de uno y otro, que los limitó en la creación.
El control del juego pasó a ser de Brasil en la etapa complementaria, y pronto el conjunto argentino quedó apretado en terreno propio. Neymar empezó a mover la pelota, con velocidad, y aprovechando todo el ancho de la cancha. Una posición adelantada evitó el empate de Richarlison y el arquero tapó en el primer palo otro pelotazo del mismo atacante, quien le ganó la espalda a Acuña. La amonestación a Giovani Lo Celso, por falta a Neymar, apuró a Scaloni a gastar el primer cambio: Guido Rodríguez por Paredes con la idea de reforzar la línea de medios sacando a uno de los que tenía tarjeta amarilla.
En estas circunstancias Argentina sacó a relucir un carácter que le sirvió para equilibrar el trámite e incomodar a un rival que de repente empezó a cometer errores impensados en la última línea. Bien Rodrigo De Paul, desdoblándose; incansable Di María, buscando por el costado derecho; completo Messi, ayudando en la presión y amenazando con la pelota al pie en los metros finales.
Este crecimiento de Argentina volvió el partido a un cuadro de paridad, aunque esto no significó nada definitivo ya que ahora sí, con el local bajo presión, el juego ganó en intensidad y en la organización de jugadas de ataque que la mayor parte de las veces pasó de largo la llamada zona de gestación. Tagliafico había entrado por Giovani Lo Celso, para auxiliar a Acuña, y la movida representó a esta altura de la noche otro acierto del entrenador de los albicelestes, quien hizo primera con modificaciones que no estaban en los planes.
Tite puso en cancha todo lo que tenía para darle fuerza a la ofensiva, mientras que Scaloni aprovechó la interrupción que le quedaba para disponer los ingresos de Germán Pezzella, Nicolás González y Exequiel Palacios. Aguantar el 1-0 fue la consigna, esperando que una jugada de Messi, quien quedó como jugador más adelantado, pudiera terminar con el sufrimiento que se instaló de nuevo para la estructura defensiva de los visitantes.
El final fue electrizante: una gran tapada de “Dibu” Martínez a Gabigol, cuando Brasil atacaba con todos, y por lo menos cinco de sus jugadores estaban en la puerta del área, y aunque en un par de salidas Argentina pudo asegurar el triunfo, primero falló Messi en el mano a mano contra el arquero y después De Paul, el final con cinco minutos de descuento fue muy intenso. Pero al final valió la pena, campeones tras 28 años y contra Brasil, en el Maracaná.
Nota publicada originalmente en: https://www.eldia.com/nota/2021-7-11-5-31-21-por-fin-argentina-rompio-la-racha-y-grito-campeon-deportes
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