* Por Facundo Aché (facuache@eldia.com), enviado especial a Córdoba.
Gimnasia fundió el motor. No ayer, en la derrota 2 a 1 frente a Talleres en el Kempes. Fue mucho antes. Ese gol de Central Córdoba sobre la hora hizo mucho más daño que perder un punto. Desde ahí, perdió intensidad, sumó dudas, no pudo física ni mentalmente. No hubo salto de calidad. Y la ilusión, ante cada partido se desvanecía a la par que el equipo mostraba sus dudas. Duele, pero el concepto es válido: Gimnasia se cayó a pedazos. De puntero en la fecha 19 a este final en el que el gol de Tomás Muro le hizo creer que el esfuerzo no sería en vano. Esa luz de esperanza fue la luz de un fósforo. El gol de Álvez sepultó toda expectativa de que el final del cuento fuese otro.
Pasado el trago amargo, superada la bronca, Gimnasia valorará la importancia de jugar una Copa Sudamericana después de años de mirar las competiciones internacionales con la ñata contra el vidrio, sufriendo por resultados ajenos para escaparle al descenso con la única excepción de esa final de Copa Argentina a la que llegó de la mano de Pedro Troglio en 2018. Antes y ahora, hay puntos de contacto: equipos que dieron más de lo que podían, especialmente este de una campaña que hasta hace 45 días era milagrosa.
La realidad es que Gimnasia solamente ganó uno de los últimos ocho partidos y perdió la fuerza de la localía, con un punto de los últimos doce. Le faltaba una victoria más, que nunca llegó. Y nunca, nunca, se armó para pelear el torneo.
Gimnasia arrancó el partido con bríos, plenamente consciente de que el único resultado que le servía para alcanzar el objetivo de jugar la Copa Libertadores de América era la victoria en la Docta.
En un partido sin rumbo fijo ambos equipos se prestaron la pelota y así fue imposible contabilizar jugadas de gol sobre los arcos. Apenas un cabezazo de Ramón Sosa tras un tiro de esquina llevó algo de peligro al arco local.
Hasta que a los 22 minutos Talleres intentó una transición rápida, la jugada se ensució, la pelota salió del área y Matías Esquivel le rompió el arco a Rodrigo Rey, que nada pudo hacer para evitar el 1 a 0. Inexpresivo e impotente en ataque, Gimnasia exhibió gran parte de las debilidades que llevaron al equipo a deshilacharse en el tramo final de la campaña.
En ese contexto, Néstor Gorosito pateó el tablero antes de los 35 minutos con los ingresos de Ignacio Miramón y Tomás Muro por Manuel Insaurralde y Benjamín Domínguez.
El Lobo nunca pudo mostrar los dientes en los primeros 45 minutos. Incluso, salvó la ropa Rey en el final de la etapa al tapar una entrada de Gonzalo Álvez. Una actuación preocupante cuando Gimnasia más debía parecerse, al menos, al que le jugó de igual a igual a Boca. Sin generar juego, nervioso, muy liviano en ataque, el paso de los minutos llevó a que crecieran las imprecisiones no sólo en el manejo del balón, sino sumándole además enormes dificultades para rechazar avances rivales.
Para la segunda mitad el Tripero trató de empujar desde Talleres contra su arco, pero sin claridad en la ejecución. Y se exponía a algún contragolpe comandado por Matías Esquivel y Leandro Espejo. Sin embargo, cuando el Lobo no podía generar fútbol, llegó al 1 a 1 gracias a la pegada de Tomás Muro, quien firmó un golazo de media distancia.
Con el empate reaccionó Gandolfi, que mandó titulares a la cancha. Así ingresaron Enzo Díaz, Rodrigo Vilanova y Michael Santos. A unos metros, Gorosito empujaba a los suyos hacia el arco de enfrente.
El partido, nunca bien jugado, pasó a ser emotivo porque Talleres buscó la ventaja apurado y equivocando los caminos, mientras Gimnasia con empuje no encontraba el último control o un buen pase. Por eso Pipa volvió a sorprender con el ingreso de Emanuel Bochini por Oscar Piras y Alan Lescano en lugar de Eric Ramírez, cambios que terminaron de cambiarle la fisonomía al equipo.
El Tripero trató de generar alguna situación desde la pelota quieta y desde la intención de juntar a Muro y Lescano. Sin embargo, a los 30 minutos llegó otro balazo se agua fría. Otra vez el hombre que avanzó con pelota dominada, nadie salió al cruce y el remate de media distancia, ahora de Gonzalo Álvez que se transformó en una bomba inatajable para Rey. 2 a 1 y a volver a intentar, contra las limitaciones propias a las que se sumaba el reloj en contra.
Todo fue impotencia para un equipo que estuvo la mayor parte del semestre en zona de clasificación a la Copa Libertadores y que en la última fecha se quedó afuera de la competición más importante a nivel sudamericano.
* Nota publicada originalmente en: https://www.eldia.com/nota/2022-10-24-3-11-8-una-gran-campana-que-no-merecia-este-final-apagado-deportes
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