CHILE, Enviado especial
(mcabrera@eldia.com)
No fue el debut soñado para Estudiantes en su regreso a la Copa Libertadores. Más bien todo lo contrario. Nada de lo mostrado fue bueno y por eso la derrota 1-0 contra Audax fue un golpe en el momento menos esperado. Es verdad que la serie está totalmente abierta y en La Plata puede cambiar la cara y el rumbo, pero frenó su marcha en una carrera que lo tenía a buena velocidad.
Además de dejar en evidencia que el sistema que implementó anoche no lo puede repetir (al menos con los nombres escogidos), también se dio cuenta que en la Copa Libertadores no hay rivales fáciles ni accesibles y que tiene la obligación de jugar al 100 por ciento todos los partidos para no tomar tragos amargos como el de ayer.
El primer tiempo que jugó Estudiantes fue todo lo que no quiere el técnico, pero en buena medida fue él quien lo generó, con un esquema que nunca encontró solidez en el medio y dejó desprotegida a una defensa que realmente la pasó mal.
Con tres volantes en la mitad de cancha perdió siempre numéricamente en esa zona (por la presión del rival) y permitió que Jorge Estigarribia hiciera lo que quisiera por la banda derecha del ataque. Él, junto a Lautaro Palacios Jorge Neira movieron los hilos de un equipo que jugó a mucha velocidad y con demasiado criterio. Lo sorprendió desde el arranque, como en esos combates que el boxeador pega primero. Pegó primero Audax y fue letal.
A los 5 minutos rompió Estigarribia y la pelota se fue al tiro de esquina de milagro. Al minuto, luego de ese envío, por izquierda Palacios remató fuerte, la pelota se le desvió a Mariano Andújar tras pegar en Henriquez y el 1-0 que no imaginaba ni el gerenciador del club chileno.
El gol para nada hizo mermar a los locales, que siguieron jugando con criterio y aprovechando que Estudiantes estaba partido y perdido en el medio. Esa fue la lleva de ingreso por todos lados, desnudando errores en sus centrales y mucho más en los laterales. Defensivamente el Pincha jugó un período para el olvido y una sola pregunta en el frío ambiente de Rancagua: ¿Por qué no jugó otra vez con el 4-4-2 que tantos resultados le dio siempre al DT?
Claro que pudo empatar el Pincha, porque todo lo que sufrió abajo lo pudo compensar con la movilidad de Gustavo Del Prete y Mauro Boselli. Los dos se las ingeniaron para llevar peligro promediando el primer tiempo. El goleador tuvo el empate de cabeza y el ex Torque lo buscó ingresando por el centro o la izquierda. Pero la pelota les llegó poco y nada, y siempre con el latente sufrimiento que una pérdida podría ser letal.
Y pudo ser gol de Del Prete en esa jugada que el uruguayo Christian Ferreyra se nubló de una manera peligrosa. Nadie supo qué quiso cobrar y por qué no convalidó el tanto una vez que el balón estaba en movimiento si en definitivamente luego sancionó tiro libre indirecto. El árbitro estaba haciendo un buen partido pero en el final la embarró toda.
El 1-0 parcial, en definitiva, no fue un resultado tan malo teniendo en cuenta las falencias del equipo, que padeció en todo momento y tuvo a un rival encendido que tuvo chances muy pero muy claras de estirar la diferencia.
En el segundo tiempo el técnico intentó torcer a historia y corregir con un cambio el error inicial de jugar con ese esquema. Adentro Manuel Castro por un paraguayo Morel que jugó un partido para el olvido. Con esa modificación el equipo se equilibró y dio una sensación de mayor solidez y sintonía con lo que pedía el partido. Pero igual estuvo errático y llamativamente distraído. ¿Subestimó al rival? Nadie lo sabe y ningún protagonista lo reconocerá.
Aun con errores que no pudo corregir sobre la marcha fue al frente, en un partido que siguió abierto. Pero a pesar de eso nunca fue el partido que imaginó Zielinski: demasiado descontrol, mal manejo de pelota y falta de claridad en los metros finales de la cancha.
El fiel reflejo del pobre partido de Estudiantes fue lo perdido que estuvo en la mitad de cancha Jorge Rodríguez, el jugador por el cual pasan las pelotas que luego, generalmente, terminan en gol, gol que casi llega por un blooper rival. Pero Del Prete, que no suele fallar casi nunca, anoche erró un mano a mano increíble al abrir demasiado su botín izquierdo.
Lo buscó en el final y estuvo cerca de empatarlo. Y mucho más cuando en el final el local se quedó con dos jugadores menos por las rojas a Nicolás Fernández y Fabián Torres. Pero cuando la mano arranca tan torcida es muy difícil a veces enderezar el rumbo. Ni así pudo. De consuelo y de aliento le puede alcanzar que otras veces arrancó con el pie izquierdo una serie de Libertadores y la supo corregir, como en 2009 y más recientemente ante Independiente Del Valle. Pero para eso deberá mejorar y no subestimar a nada ni a nadie.
Nota publicada originalmente en: https://www.eldia.com/nota/2022-2-24-4-51-9-entro-dormido-le-costo-despertar-y-cuando-se-acomodo-fue-tarde-deportes
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