* Por Facundo Aché (fache@eldia.com)

Un guiño del destino. La suerte. Podemos quedarnos en todos esos ítems, pero la lotería la gana el que compra el boleto, el que se arriesga a jugar. Chirola Romero con sus cambios ofensivos (los ingresos de Ramírez, Mammini, Mamut y Comba) y sus jugadores con el empuje adentro de la cancha tuvieron la valentía para quedarse con el premio mayor, con una victoria que tranquiliza y acerca a Gimnasia cada vez más al objetivo, a que este primer semestre sea sin sobresaltos y permita barajar y dar de nuevo, con el enorme capital de la experiencia para este grupo de chicos que no se guarda absolutamente nada fecha a fecha, más allá de que los resultados no siempre sean los deseados. El abrazo a Matías Melluso en el final explica mucho del presente, con un grupo unido que cree y avanza.

Gimnasia se plantó en el medio con un 4-2-3-1 con Bolívar y Nicolás Sánchez repartiéndose el centro del campo y Cristian Tarragona como referencia de ataque. Lanús le opuso un 4-3-3 con la potencia de Leandro Díaz como atributo ofensivo más importante y un mediocampo con buenos jugadores como Belmonte y Boggio.

El inicio del juego tuvo mucha intensidad y poca precisión, con el Lobo mejor plantado, con presencia en campo rival. Sin embargo, casi no hubo jugadas de riesgo: sólo un buscapié de Alan Lescano que no encontró destinatario y un remate de Soldano que rebotó en el camino en una casaca granate.

Desde la supremacía de Agustín Bolívar y Nico Sánchez que anularon a Boggio y Acosta, el equipo de Sebastián Romero empezó a acumular méritos para lograr la ventaja. El pizarrón le daba la razón a Chirola, más allá de que solamente Melluso pudo ensayar un buen remate sobre el travesaño en la primera media hora de juego.

Salió de la presión Lanús, que tomó aire con un par de pelotas paradas. Y sobre los 39 minutos la visita tuvo luna muy clara de la primera parte a partir de un error de Felipe Sánchez que le permitió a Franco Troyansky un remate fuerte que se fue sobre el travesaño del arco defendido por Tomás Durso.

Sin embargo, el final de la etapa tuvo un milagro tripero, porque entre Durso, Melluso y Bolívar taparon una triple acción de riesgo extremo cuando primero Luciano Acosta y luego Lucas Troyansky ya palpitaban la apertura del marcador. Era gol de Lanús, y siempre aparecía una camiseta blanca y azul para evitar la caída del arco mens sana.

El cero a cero con que terminó la primera etapa le dejó al Lobo la preocupación de no haber trasladado el dominio táctico para convertirlo en llegadas contra el arco de Lucas Acosta.

En el inicio del complemento Gimnasia tuvo una ocasión concreta de gol con un remate de zurda de Nicolás Colazo que obligó a una buena tapada del arquero Acosta, poco ortodoxo pero efectivo en esa acción.

Lanús se paró mejor en el campo y ya no hubo un dominador del juego. Con el ingreso de Esquivel por Acosta, el equipo de Frank Kudelka logró establecer un mejor circuito de juego desde el centro del campo, lo que le permitió imponer otras condiciones en el partido.

El partido se le hizo más difícil al Lobo, por eso Chirola Romero buscó otras características para atacar por la izquierda con el ingreso de Eric Ramírez en lugar de Nicolás Colazo. Ni Lescano ni Tarragona podían marcar diferencias por lo que la apuesta tripera tuvo más que ver con la entrega y el empuje.

Otra vez Leo Morales fue el ángel de la guarda del arco tripero al salvar sobre la línea la caída inminente del arco tripero cuando Durso ya no tenía nada que hacer. Fue una salvada providencial, otra más, del Yacaré, esta vez casi con el taco, ante el remate cruzado de Leandro Díaz tras ganarle la posición a Felipe Sánchez.

Ivo Mammini entró muy bien y habilitó apenas largo a Eric Ramirez primero (le faltó una marcha más al delantero para llegar antes que el arquero) y después armó una jugada para que Tarragona definiera con un latigazo de derecha que pasó apenas afuera contra el caño izquierdo del arco de Lanús después del centro a rastrón de Maximiliano Comba.

Una tijera impresionante de Juan José Cáceres obligó a una atajada fantástica de Tomas Durso,que voló hacia su derecha y sacó la pelota al córner. Aplausos para uno y para otro en la jugada del partido.

Era un 0 a 0 clavado más allá de las ambiciones de ambos equipos. Sin embargo, en el descuento un cabezazo de Maximiliano Comba que era fácil para el arquero tuvo la complicidad de un error descomunal del arquero Acosta a quien se le escurrió la pelota entre las manos para el grito loco del cordobés que empezó a multiplicarse en las tribunas a medida que los hinchas “caían” en que el blooper del arquero le daba la victoria al Tripero. Un mal cálculo del pique del arquero, un error de principiante, le terminó dando al Lobo una victoria que se festejó largamente en el Zerillo.

Nota publicada originalmente en: https://www.eldia.com/nota/2023-5-16-5-58-58-el-grito-en-la-ultima-bola-fue-el-premio-a-la-valentia-tripera-deportes