Lógica y asombro en una misma noche. Lógica porque a River no le costó nada ganarle a Estudiantes 3-1 para quedarse con el título de la Liga Profesional. Y asombro porque Eduardo Domínguez mandó a la cancha un equipo plagado de titulares de mitad de cancha hacia adelante, a horas de jugarse el partido más importante del semestre y con una defensa de cinco hombres y cuatro ellos laterales. ¿Por qué? Con el diario del lunes no sirvió para nada.
El equipo estuvo mal en defensa, desconcertado en el medio y aislado en ataque. En el peor momento del semestre, porque se juega cosas importantes, mostró una versión deslucida y preocupante a la vez. Por lejos, el punto más bajo del ciclo que no hace más que cargarse de dudas. Es verdad que enfrente estuvo el mejor del país, pero no ofreció nada, pero nada de resistencia y eso agranda la derrota.
Es verdad que en el complemento mejoró, pero mucho tuvo que ver con la merma de River que por una levantada Pincha, que debe dar vuelta la página ahora mismo para pensar en el único partido que le interesa: el de Barcelona de Ecuador.
La nota completa, aquí: https://www.eldia.com/nota/2023-7-16-2-43-22-no-fue-rival-del-campeon-y-recibio-una-derrota-inapelable-deportes
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