No fue una gran victoria. Claro que no. Sin embargo, para este Gimnasia sufrido, con muchas bajas y falto de variantes, cortar la racha de nueve partidos consecutivos sin victorias significó un gran alivio. Por eso, el 1- 0 ante Newell’s no puede calificarse de “gran victoria”, pero sí fue un triunfo necesario, valiosísimo para cambiar el aire viciado que se venía viviendo desde la eliminación tripera en la Copa Argentina.
Fue una actuación con algunas individualidades importantes y con un rendimiento colectivo de mayor a menor, en el cual Rodrigo Castillo demostró su importancia a pesar de algunos errores en la definición, con el Pata Castro y Pablo De Blasis aportando su inteligenncia para jugar e intentar que todo el equipo tenga un funcionamiento más aceitado y algo más de fútbol.
Y, lo más importante de todo, fue un triunfo con el plus de la entrega. Lejos estuvo el Lobo de ser un equipo apático, sometido a los vaivenes del juego. Metió en todo momento, sacó a cualquier lado cuando tuvo que hacerlo y tuvo un despliegue importante, por momento con una presión ordenada (no tan alta como en los mejores momentos del ciclo) aunque el calor y la desesperación de un rival muy necesitado parecía que podían darle un final indeseado a la tarde. Por eso el festejo de la gente tuvo su correlato en el campo de juego con el abrazo entre los futbolistas.
Marcelo Méndez sorprendió con la inclusión de Jeremías Merlo en lugar del lesionado Norberto Briasco y del Pata Castro por David Zalazar para darle forma a un 4-1-4-1 flexible, que intentó ser 4-3-3. Y no había empezado bien en los primeros diez minutos, con muchas dificultades para sacar la pelota desde el fondo. Sin embargo, cuando pocos lo esperaban, llegó la apertura del marcador.
A la salida de un lateral, Lucas Castro puso la pelota bajo la suela y abrió para la subida de Juan Pintado. Rodrigo Castillo metió justo la diagonal corta para llegar al primer palo al mismo tiempo que el centro del charrúa. El anticipo del santafesino (a lo Pampa Sosa en tiempos de Timoteo) dejó sin chances a Hoyos y puso el 1 a 0 en el Bosque.
El propio Castillo tardó demasiado en definir cuando quedó con la pelota dentro del área y apenas un minuto después tuvo un buen cabezazo (la pelota le quedó algo alta) que se fue cerca del travesaño del arco leproso. Y una acción individual de Jeremías Merlo despertó aplausos de los hinchas más allá del remate muy desviado por sobre el travesaño.
Demás está decir que el Lobo se sintió cómodo en el juego, con un buen rendimiento colectivo que lo hizo dueño del partido. El cerebro de Lucas Castro movió los hilos, muy bien acompañado por De Blasis, la velocidad de Merlo y el muy buen nivel individual de Castillo, tan solidario como peligroso.
El partido siguió a pedir de Gimnasia, más allá de que la lesión de Merlo privó al equipo de ataque por la izquierda, ya que en su reemplazo ingresó Santino Primante, delantero de área, con menos velocidad y sin desborde. El pibe se fue entre lágrimas (propias) y aplausos de los hinchas, que se ilusionan con su futuro en primera división.
Tuvo el segundo Primante con un remate que rebotó en un defensor y en la contra Juanchón García se comió el empate al quedar mano a mano con Ledesma y definir mal por arriba. En ese bache del juego Tripero también hubo un remate alto del uruguayo Fernández Cedrés.
En el complemento empezó mejor Newell’s, que le quitó la pelota al equipo de Méndez y pudo manejarla bien, con un par de desbordes por el lado de Pintado, uno que se llevó por delante Martino y otro que ganó Ledesma en un centro bajo.
Gimnasia reaccionó con un remate de media distancia del Pata Castro, con un centro de Pintado que no llevó peligro y un cabezazo de Pablo De Blasis que de milagro quedó en las manos del arquero leproso.
El VAR le marcó un error a Zunino, que no había cobrado una fuerte infracción de Vangioni a De Blasis. Fue roja para el experimentado defensor de Newell’s y también para Nicolás Garayalde, por una fuerte infracción en la continuidad del juego tras las dudas del árbitro del encuentro, que pasó varios minutos viendo ambas acciones hasta tomar la decisión final. Los dos con 10 terminaron de desordenar un partido que fue una madeja de lana permanente.
Agustín Bolívar entró por Max, con una molestia. Y luego ingresaron Rodrigo Gallo, David Zalazar y Leandro Mamut por Colazo, Castro y De Blasis. En ese desorden, con el equipo jugando 4-1-3-1, Santino Primante casi marca el segundo.
El partido se rompió definitivamente. Si bien Méndez hizo cambios para buscar aire y piernas más frescas, aparecieron espacios por todos lados, tanto para que Gimnasia liquidase el pleito como para que Newell’s llegara al empate. Así, desapareció el mediocampo y el partido se hizo de ida y vuelta, con más voluntad que fútbol.
Tuvo un buen remate Leandro Mamut, que tapó el arquero Hoyos en el primer palo. El juvenil entró bien y se mostró movedizo y combativo, al punto de que ese disparo suyo nació de una pérdida y recuperación inmediata.
Enseguida, desde una pelota quieta, Marcos Ledesma tuvo una gran atajada ante el cabezazo del paraguayo Saúl Salcedo. Y en la siguiente, fue el arquero Hoyos el que tapó un zurdazo de Santino Primante.
Y así, entre errores y mucha entrega, se fueron los nueve minutos de adición del árbitro Zunino, para desatar el festejo de los hinchas. Y también de los jugadores, que valoraron la importancia del triunfo. Si bien desde lo numérico la campaña tiene sabor a poco y la expectativa del ingreso a la Copa Sudamericana es casi una quimera, la idea de llegar en paz a fin de año para barajar y dar de nuevo en 2025 con el uruguayo al frente del barco no es para despreciar. Y, pensando en este final de campeonato, la necesidad de recuperar jugadores debe ser la prioridad número uno.
Nota publicada originalmente en: https://www.eldia.com/nota/2024-11-10-4-29-7-alivio-y-desahogo-el-lobo-logro-tres-puntos-valiosos-deportes
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