Cinco meses y 16 fechas después... Estudiantes perdió su invicto en el año y una larga racha que llevaba desde el año pasado. Y fue, justamente Platense el que acabó con la fiesta, el mismo equipo que el 18 de octubre de 2023 lo había derrotado en Vicente López. Anoche lo hizo en UNO por el mismo resultado, 2-1, que fue un baldazo de agua fría y un resultado que para nada se ajusta a lo visto en la cancha.
El equipo de Eduardo Domínguez fue más que su rival pero no tuvo lucidez en los metros finales, no supo cómo romper una defensa muy firme y se cansó en el complemento. Pudo haber sido un golpe a tiempo de cara a la final contra River de la próxima semana. Pero no quedan dudas que fue un resultado que no estaba en los planes, que lo complica de cara a dar un paso firme a la clasificación y le deja un sabor amargo porque, de mínima, mereció al menos el empate. Pero el fútbol muchas veces no se mide con justicia y eso ocurrió en La Plata para esta nueva derrota albirroja ante un rival que es otro respecto al que trotaba la cancha con Sebastián Grazzini como DT.
Estudiantes fue mucho más en el primer tiempo, cuando le creó más de seis situaciones claras de gol a Platense, que jugó dentro de su campo, corrió por demás y trató de “ensuciar” el juego. Con una posesión superior al 70 por ciento, impuso sus condiciones y siempre estuvo cerca del gol.
Pero claro, en este Estudiantes que tiene demasiadas virtudes hay algunos aspectos negativos y uno de ellos es su falta de gol. Le pasó en varios partidos como en el clásico, que desaprovechó demasiadas oportunidades claras. Lo mismo le sucedió anoche en el primer tiempo.
Ya a los 55 segundos tuvo la primera y la más clara de todas: desborde furioso de Eric Meza por la derecha, centro al segundo palo y Javier Correa cabeceó afuera en posición de gol. Pudo cambiar por completo el rumbo del partido esa jugada que marcaría lo sucedido en adelante.
El Pincha fue el dueño total del juego y la pelota. Enzo Pérez, Sosa y Ascacibar se la pasaron mucho entre ellos y lo mismo Altamirano. Muchos toques, algunos rápidos y a la corrida para siempre dejar la pelota limpia en la banda, generalmente la derecha. Pero siempre que rompió por afuera no tuvo consecuencia adentro del área, ya sea porque los centrales despejaron de cabeza, porque el centro no fue preciso o porque fallaron los delanteros.
A los 11 minutos el uruguayo Méndez erró otro de cabeza un centro al punto del penal de José Sosa y un minuto después el arquero Juan Pablo Cozzani se lució ante Ascacibar que pisó el área por derecha. El propio arquero tapó dos veces en una misma jugada, primero un tiro de Altamirano desde afuera del área y luego un cabezazo débil de Benedetti.
Antes del final otra gran jugada colectiva llamó a escena a otro aliado Calamar: el palo. Javier Correa, que recibió el pase final de una gran jugada colectiva, estrelló su remate al poste izquierdo del arquero que nada iba a poder hacer. Esa jugada terminó de castigar a un equipo que fue abismalmente superior pero que volvió a padecer la falta de gol pese a generar bastante. La puntada final y la falta de juego interno las claves para entender cómo todavía estaba 0-0 el encuentro.
Mucho más difícil fue entender que Gabriel Hachen, que acababa de entrar, a los 21 segundos del complemento pusiera al frente a Platense con un golazo desde afuera del área tras recibir un despeje tras un centro. Nada que hacer para Mansilla: alguien se olvidó la marca y el mediocampista no perdonó.
El agua helada que quedaba en el balde cayó a los 9 minutos, cuando Mateo Pellegrino corrió 15 metros en una contra y le rompió el arco a Mansilla. Nadie podía creerlo en UNO pero la efectividad de Platense fue demasiado para un Estudiantes pagó muy caro sus errores, adelante y atrás.
La justicia volvió del baño a los 12 minutos, cuando Zaid Romero anotó de cabeza el descuento, un resultado más ajustado a la realidad. Centro de Sosa en el séptimo tiro de esquina para que el central ganara en el área de chica y volver a poner en partido a su equipo.
Con el gol ingresaron Edwuin Cetré y Tiago Palacios para hacer todavía más ofensivo a un equipo que inclinó la cancha pero se expuso a la contra en muchos pasajes del complemento. El equipo de Domínguez quedó parado con dos puntas adentro del ñarea, el colombiano por izquierda, Meza por derecha como extremos y Palacios de enganche.
Pero el envión del gol le duró un puñado de minutos. Platense, si antes había sido agresivo en la marca, redobló sus esfuerzos. Y jugó con vehemencia e inteligencia el resto del partido. Le cerró todos los caminos y la misma falencia del primer tiempo empezó a pasarle factura. Peor cuando Enzo Pérez se cansó y no pudo ser el conector de siempre.
El reloj y la defensa del Calamar empezó a ser para Estudiantes, que para jugar los últimos 20 minutos tuvo a Guido Carrillo haciendo dupla de ataque con Correa. No pudo el Pincha porque no tuvo lucidez para el juego interno o ese pase filtrado para romper a una defensa que redobló esfuerzos para ser impermeable. Entonces fue y vino como a lo ancho y nunca encontró el hueco para romper o para que un jugador quedara libre de marca. Se fue consumiendo la ilusión de ganar el partido, lo que en la previa todos daban por descontado. Solo le quedó la esperanza de encontrar el empate. Pero claro, no quedó un jugador de Platense por tirarse y así el juego neto fue nada y enfrió cada intento de repunte por el lado Pincha. Párrafo aparte para el mal partido de Sebastián Zunino, que no pudo controlar el juego y dejó hacer su juego a la visita.
Fue derrota para Estudiantes, que se quedó con una fea sensación antes del partido más importante del semestre (al menos por ahora). Tendrá que recuperarse desde lo físico y trabajar en ofensiva para saber encontrar espacios cuando su rival se mete tan atrás. Tropezó mientras corría pero sigue en carrera.
Nota publicada originalmente en: https://www.eldia.com/nota/2024-3-7-3-6-28-platense-la-piedra-en-el-zapato-para-estudiantes-deportes
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