Plagado de pecados que le contagió su propia etapa de transición, Estudiantes sufrió en Córdoba un mal de ausencias y entregó una imagen difusa que lo condujo a una derrota de escasos atenuantes. Podría haber anotado en el inicio de las acciones, pero los palos y la falta de puntería se lo impidieron. Nada de lo visto en el estadio Kempes traccionó para devolverle la imagen que empezó a perder durante las últimas fechas.
Con Guido Carrillo como único punta definido y el tridente Tiago Palacios-Piatti -Cetré empezó enloqueciendo al fondo de Talleres y así generó en el segundo minuto de juego una llegada a fondo con múltiples situaciones propicias para anotar y con dos remates en ambos palos de Guido Herrera. Carrillo de pecho y Lollo de derecha fueron los que más cerca estuvieron de la apertura del marcador. Después de semejante susto inicial el local reaccionó y, alentado por una concurrencia que trepó hasta ocupar el setenta por cierto de la capacidad del estadio Kempes, emparejó el trámite e intentó arrinconar a un Pincha bien plantado en el fondo.
Estudiantes ubicó a Neves más cerca de los centrales y adelantó, con respecto a otros partidos, a Enzo Pérez por el eje central del campo, dándole libertad para iniciar el camino de la creación en contacto con Palacios y Piatti. El esquema 4-2-3-1 le entregaba presencia en tres cuartos de cancha, aunque necesitaba abastecer más y mejor a Guido Carrillo. En los primeros veinte minutos utilizó mucho más las proyecciones de Eric Meza y volcó el ataque preferentemente por la banda derecha complicando bastante la tarea de Blas Riveros. Talleres pretendía dominar en el mediocampo, pero a su juego le faltaba precisión. El partido tuvo su primer retoque con la lesión de Arzamendia y el ingreso de Benedetti.
Estudiantes perdió fuerza y convicción después de llegar a la media hora, sus ataques ya no inquietaban y el local buscó aprovecharlo confiando en la clase de Botta. Federico Fernández apareció solo para cabecear a los 38 minutos y la pelota se fue arriba del travesaño. Algo parecido ocurrió con una respuesta, también de cabeza, de Juan Rodríguez que atrapó Mansilla sobre el palo derecho.
La apertura del marcador llegó mediante una gran definición de Rubén Botta a los 43’ después de un error albirrojo a la hora de tomar las marcas. El diez de Talleres tocó con sapiencia ubicando el balón cerca del palo derecho de un Mansilla impotente.
Así, después de haber tenido cuatro situaciones claras en un lapso de treinta segundos ni bien comenzó la historia, el Pincha llegó al entretiempo sintiéndose frustrado. Estaba cantado que Eduardo domínguez iba a ordenar alguna variante parta el complemento y fue Piatti el que pagó con su salida. La nueva apuesta, como en el segundo tiempo ante Boca, fue por la dupla de ataque Giménez-Carrillo. Con los dos “tanques” adelante y Cetré sumándose por la izquierda el equipo entregó un mensaje a priori más ambicioso.
Talleres, mientras tanto, hacia lo que podía y estaba a un paso de ampliar la diferencia sólo aprovechando algunos errores en el fondo visitante. Barticciotto remató desde afuera, exigió a Mansilla y luego el arquero casi regala un gol por su mala salida a cortar la pelota aérea. Sin dudas Estudiantes volvió a extrañar mucho al Ruso Ascacibar. El tándem NevesEnzo Pérez quedó claramente en deuda y por eso el dueño de casa se fue sintiendo cada vez más cómodo con el paso de los minutos y más teniendo el resultado a su favor. El DT interino Mariano Levisman se atrevió a hacer tres cambios en la misma ventana y allí no le tembló el pulso para sacar a un ovacionado Rubén Botta, a Juan Rodríguez y a Marcos Portillo, tres que le habían rendido con creces.
Talleres estaba cómodo porque Estudiantes se lo permitía. Al Pincha le faltó ímpetu y personalidad en la zona media donde nadie se convirtió en conductor. Sólo por la sensatez, el toque siempre pulcro y la categoria de Carrillo, mantenía al León con la esperanza de poder llegar al empate.
A los 24’ Domínguez le dio otra oportunidad a Manyoma reemplazando a Cetré. La tan explicada transición se ponía de manifiesto en la cantidad y calidad de las modificaciones. Nada de lo que fue intentando le salía con naturalidad. El Pincha mostraba defectos de forma en el armado de sus ataques y no conseguía “romper” por los laterales ni tampoco por el callejón central. La charla permanente de Domínguez con su ayudante Leandro Díaz desnudaba la impotencia de los que elaboraban el diagnóstico a un costado del campo de juego. A los 34 minutos llegó el turno para José Sosa, entrando por el inexpresivo Neves; mientras que en el anfitrión ingresaba Sebastián Palacios por Barticciotto.
El inexorable paso de los minutos fue apagando la tibia esperanza de una reacción convincente. Manyoma fue el de presentaciones anteriores y por eso la hinchada local no paraba de cantar saboreando lo que sentían como casi asegurado.
La imagen final le otorgó tranquilidad a Talleres y aumentó la preocupación en el huésped. Estudiantes sólo tuvo la victoria cerca en el segundo minuto de juego y después se diluyó dejando una imagen nada convincente.
Nota publicada originalmente en: https://www.eldia.com/nota/2024-9-1-3-11-48-paso-en-falso-deportes
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