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Una pareja platense y su vínculo "familiar" con Bergoglio: les dio trabajo, una casa y le abrió su corazón

AUDIO.- En 2001 no tenían dónde vivir y de milagro se encontraron con quien era el Arzobispo de Buenos Aires. Charlas, llamados, consejos y una camiseta de Gimnasia de por medio. “A ella la trató como la hija que no tuvo”, subrayó Ezequiel Martínez, protagonista de una historia singular.

 Una pareja platense y su vínculo "familiar" con Bergoglio: les dio trabajo, una casa y le abrió su corazón

Era invierno del 2003. Tan frío y crudo como cualquiera, aunque más para ellos dos. Ezequiel caminaba junto a Natalia por Plaza de Mayo. No tenía trabajo ni para comer, vivía en una iglesia evangélica y como millones de argentinos buscaba dónde caer parado tras el 2001.

Eran las 21 horas, bajo una oscuridad inmensa. Y apareció él. Ezequiel estaba junto a quien era su pareja y madre de sus hijos -tres en aquel momento-. “¿Usted es el Cardenal de Buenos Aires?”, le consultó. “Sí”, le respondió aquel hombre, con una sonrisa que le iluminó el corazón a quien ya no encontraba camino de salida. “¿Si yo vengo mañana al arzobispado, usted me atiende?, porque me gustaría hablarle, no tengo nada”, siguió Ezequiel.

Luego de un silencio de apenas unos segundos, aquel hombre que sorprendió en medio de la noche sacó un papelito, una lapicera y anotó un par de números de teléfono. Sin embargo, para Ezequiel no era buena señal. Venía de tantísimos lugares en donde le anotaban teléfonos y luego no obtenía respuestas. Ese papelito era “una puñalada más”, aunque ésta no era cualquier palabra. Era palabra Santa.

Al otro día, esta pareja platense recibió el llamado y volvieron a Buenos Aires. Ezequiel le contó su historia a ese hombre de la Plaza de Mayo. Era Jorge Bergoglio, quien apenas 10 años después se convertiría en el Papa Francisco.

Este martes, en diálogo con La Redonda, Ezequiel Martínez contó con detalles aquel encuentro con Bergoglio y todo lo bueno que vendría después para su familia, por obra y gracia de la generosidad del por entonces Arzobispo de Buenos Aires y, más tarde, papa Francisco.

"En aquella primera reunión con Jorge Bergoglio, él me preguntó qué hacía de mi vida, si tenía trabajo o estudios. Le conté que no, que vivía en una iglesia evangélica. Me dijo que me iba a ayudar y me dio el número de teléfono de Rosita Traversa, quien por muchos años fue directora del Instituto Terrero. Ella era su colaboradora aquí, en La Plata, y fue quien me dijo que volviera a Buenos Aires para una nueva reunión con Bergoglio porque tenía una propuesta para hacerme".

La entrevista completa, en el audio adjunto:

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