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Con un superávit en duda y una recesión desatada, el rebote de la economía puede pasar de largo

Con un superávit en duda y una recesión desatada, el rebote de la economía puede pasar de largo

Se espera que el agro experimente una recuperación / web

Leandro Gabin

10 de Marzo de 2024 | 04:58
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Los efectos del mega ajuste fiscal y monetario se hacen sentir en la economía. El “monitor de la recesión” se encendió fuerte. El Indec dio cuenta de una caída del 12,5% para la industria, un derrumbe de casi 22% en la construcción y ventas minoristas que perdieron 25% anual, todo en enero.

A eso se le suma, gracias al plan licuadora, una caída del salario real de 22%. El efecto obvio del ajuste de Javier Milei empieza a generar dudas por la magnitud: las consultoras privadas preveían una dura caída del PIB en el primer trimestre, pero ahora aumentaron sus proyecciones.

Fernando Marull, ex funcionario del Gobierno de Mauricio Macri que dirige FMyA, dice que la actividad va a caer cerca de 7% anual en los primeros tres meses de este año. Esto genera interrogantes acerca de cuándo y cómo la economía va a pegar la vuelta. Las dudas acerca de una salida de la recesión en “V” como postulaba el Presidente son cada vez mayores y se cree que la malaria económica perdurará más.

Hernán Lacunza, referente en lo económico del PRO y ahora desde Empiria, dice que en el mejor de los casos la salida en “V” tampoco iba a ser simétrica. “Creo que tiene razón el Presidente cuando dice que en abril puede ser el valle. Eso sería el escenario optimista, donde a partir de ahí empiece a rebotar. Me parece que hay chances de rebote siempre y cuando la macro no se desordene. Esta caída de ahora es inexorable”, explica el otrora ministro de María Eugenia Vidal y Macri en la última y traumática etapa.

Para Lacunza, esta es una normalización a niveles de actividad y consumo más reales después del efecto del plan platita de Massa.

“Ahora, para que esto rebote, en algún momento tiene que empezar a recuperarse lo real, tiene que terminar el proceso de acomodamiento de precios relativos, o sea, hoy los precios están medio dislocados, no hay precios predecibles. Pero bueno, eso puede durar cinco meses, seis meses. Una vez que eso se estabiliza, se normaliza, entonces con precios más reales que protegen los costos, puede venir inversión a sectores que están ahí agazapados, esperando que tenga mayor previsibilidad”, explica.

Los sectores del potencial repunte

Energía, agro, minería serían los sectores por donde vendría el repunte, cuando eventualmente se produzca. La duda es si alcanza para traccionar una economía que se mueve por consumo.

“El salario real, que está muy deprimido en este primer trimestre, si baja la inflación puede empezar a recuperarse, parsimoniosamente. No va a haber un salto de salario en la segunda mitad del año. Y esas son las condiciones para estabilizar, que es una condición necesaria, pero no suficiente para crecer”, explica.

Lo necesario para que la economía no se estacione tanto tiempo en la “paz de los cementerios”, frase de Néstor Kirchner para referirse a la opción de tener un poco más de inflación para que haya nivel de actividad, es que haya menos “licuadora”, algo que parece el Gobierno no quiere dejar de utilizar. Eso porque el ancla del programa está atado con alambre.

El famoso superávit fiscal es una ficción. Lacunza dice que hay un “riesgo de espejismo” que en el próximo trimestre tiene que aclararse. “Porque si no, el rebote en el segundo semestre va a ser una expresión de deseos”, enfatiza.

Las caras de la motosierra

El exministro de Economía dice que el dato de enero tuvo una buena dosis de “motosierra, licuadora y freezer”. “La motosierra es que cortaste obra pública y apretaste a las provincias. Eso es sostenible, hay que ver políticamente, pero eso es un recorte. La licuadora es que licuaste salarios, jubilaciones y planes sociales. Eso no es sostenible. Al jubilado no lo podés cortar el 30% por trimestre. Y el freezer es, postergar pagos. No le pagaste la energía a Cammesa”, explicó.

Para Lacunza, este es uno de los riesgos que “nos puede hacer salir del asfalto en estos dos o tres meses”. “Para que suceda el rebote, tiene que incorporarse esto, que por ahora es más una pregunta que una respuesta”, recordó.

Otro dato que inquieta a Luis Caputo es que la inflación cede, pero no tanto como algunos esperarían dada la caída del nivel de actividad. Principalmente, en el rubro más sensible como alimentos. Desde las principales alimenticias siguen enviando a los supermercados aumentos semanales en torno al 6%.

Caputo lo sabe y por eso llamó a una reunión con las principales empresas. El ministro les deslizó que tienen que bajar los precios que siguen por las nubes a pesar de la malaria económica. “Enfatizamos la importancia de que los precios de lista reflejen con fidelidad las condiciones de mercado”, deslizó Economía.

Lo cierto es que el tema de alimentos, fundamental para los niveles de pobreza e indigencia, es clave para marcar el camino de una desinflación en serio que la gente sienta. Tanto es así que el mismo Domingo Cavallo salió a pedirle al Gobierno que llame a las empresas para que adecuen precios.

“No hay que hacer acuerdos de precios, pero Javier Milei debe lograr que colabore el sector privado, especialmente los formadores de precios en alimentos y medicamentos. Ellos tienen que colaborar para bajar la inflación sin ahondar la recesión”, puntualizó el último “súper” ministro de Economía que tuvo el país.

“Es bueno liberar precios pero el saque que le dieron las empresas a los precios fue muy exagerado. Usan un dólar de $1.200 o bien a $1.300. Se pasaron de largo”, señaló Cavallo.

El “súper peso”

El dólar o el súper peso es otra gran preocupación del mercado. El atraso cambiario y el encarecimiento en dólares es una realidad innegable. Argentina pasó de atraer el tour turístico de extranjeros que venían a comprar bienes no perecederos en la frontera, a tener precios en los supermercados más parecidos a Europa con ocho veces menos de salario.

En el Banco Central repiten que no van a pisar el acelerador para aumentar el crawling peg del 2% mensual. Pero el tipo de cambio es cada vez menos competitivo.

Martín Rapetti, de Equilibra, dice que la rentabilidad del sector agroexportador se viene resintiendo no solo por el retraso del dólar oficial, sino también por las caídas del dólar libre (CCL) -las exportaciones se hacen a un tipo de cambio preferencial, compuesto de 80% del valor oficial y 20% del CCL- y el precio internacional de los commodities de exportación.

“Cuando Milei ganó la segunda vuelta, la tonelada de soja cotizaba en torno a los US$ 500 y ahora está en los US$ 415; una caída de 17% en dólares. El productor de soja obtiene hoy unos $250.000 por tonelada, cuando en noviembre recibía, a precios de hoy, unos $ 300.000 y en diciembre, tras la devaluación, $430.000. La tendencia de los precios internacionales sigue siendo a la baja”, alerta.

“Típicamente, cuando ocurre esto, los productores se apuran a vender para minimizar la pérdida del valor de su cosecha. Sin embargo, en un contexto como éste, en el que empieza a crecer la expectativa de devaluación, la opción de posponer las ventas puede resultar más ventajosa”, advierte.

“Además del creciente desfase entre el nivel de precios y el dólar oficial y del potencial problema de liquidación de las exportaciones, durante los próximos meses se irá haciendo evidente una menor capacidad del Banco Central para acumular reservas”, agrega.

La pregunta es qué hará el Gobierno con un dólar cayendo por la recesión y la caída de los ingresos. No queda claro cuánto más licuadora tiene el plan oficial.

Pero Milei sigue enamorado de esa política que puede despertar de la noche a la mañana un creciente malestar social. “Fue tan fuerte lo que empezamos a hacer... mezcla de motosierra y licuadora. No voy a negar que hay licuadora, un ajuste tan rápido tiene licuadora. Lo que pasa es que, si la licuadora se vuelve permanente, se vuelve motosierra”, dijo el Presidente jugando al fondo mientras su grupo de trolls en redes aplauden y la clase media empobrecida sigue esperando la luz al final del túnel.

“El saque que le dieron las empresas a los precios fue muy exagerado”

 

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